II Domingo de Cuaresma
Lema del mes: Nos da la feliz esperanza de arrepentirnos (Cf. Sab. 12, 19)
Tu amor, mi Señor, es mi fortaleza,
por eso te pido que
me concedas estar
siempre ante ti
a pesar de que yo
sólo soy un simple pecador.
Te ofrezco hoy mi
corazón
Llénalo de tu luz,
de tu gracia y salvación
te entrego hoy
todo mi ser
mi hacer y
proceder
para que todo
cuanto soy
sea colmado por
tu bendición.
¡Escúchame, Señor!
¡Transfigúrame
con tu amor!
Pues yo quiero
adorarte
por siempre
glorificarte
y habitar en tu
presencia
y hacer tu
voluntad.
Procuraré, buscar
siempre agradarte
pues mi pobre
vida
solo encuentra
sentido
cuando escucho tu
palabra
y permanezco en
tu amistad.
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Lectura del Libro del Génesis 15,5-12.17-18
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrahán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las
estrellas, si puedes.» Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abrahán creyó al Señor,
y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para
darte en posesión esta tierra.» Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a
poseerla?» Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de
tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.» Abrahán los trajo y los
cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las
aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrahán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrahán, y un terror
intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de
horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel
día el Señor hizo alianza con Abrahán en estos términos:
«A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río
Éufrates.»
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14
R/. El Señor es mi luz y mi salvación
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de
mi vida, ¿quién me hará temblar? R/.
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. Oigo en mi
corazón: «Busquen mi rostro.» R/.
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu
siervo, que tú eres mi auxilio. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé
valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/
Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3,17--4,1
Sigan mi ejemplo, hermanos, y fíjense en los que andan según el modelo que
tienen en nosotros. Porque, como les decía muchas veces, y ahora lo repito con
lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su
paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran
a cosas terrenas.
Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos
un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el
modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manténganse
así, en el Señor, queridos.
Palabra de Dios.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 9,28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la
montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos
brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que,
apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria
y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a
Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron
al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido,
escúchenle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el
momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor.
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