viernes, 21 de marzo de 2025

Aquí estoy, Señor


III Domingo de Cuaresma
Lema del mes: Nos da la feliz esperanza de arrepentirnos (Cf. Sab. 12, 19)




Aquí estoy, Señor,
peregrinando mi desierto cuaresmal,
sintiendo en mi ser
el resplandor de tu esperanza
que me motiva a caminar.
 
Yo hoy quiero sentir
 la luz de tu gracia
 que disipa el dolor.
 
Abona mi interior
con tu misericordia
para que tu bondad 
 sea el fruto abundante
que se produzca en mí.
 
Aquí estoy, Señor,
para bendecirte con mi alma
y engrandecer con todo mi ser
la ternura de tu santo nombre
 que aumenta mi esperanza
y renueva mi fe.
 
Estoy aquí, mi Dios,
porque necesito vivir
 en mi corazón tu misericordia,
porque necesito sentir
en mi alma la paz que tú me das.


                                                                                                    



Lectura del Libro del Éxodo 3,1-8a.13-15 

 En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.» Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés.» Respondió él: «Aquí estoy.» Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.» Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.» Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.» Moisés replicó a Dios: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: “El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes.” Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?» Dios dijo a Moisés: ««Soy el que soy”; esto dirás a los israelitas: «›Yo soy› me envía a ustedes».» Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: “Yahvé (El-es), Dios de sus padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a ustedes. Éste es mi nombre para siempre: así me llamarán de generación en generación”.» 

 Palabra de Dios.


Salmo Responsorial: 102,1-2.3-4.6-7.8 y 11
 R/. El Señor es compasivo y misericordioso 

 Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/. 

 Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/.

 El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R/. 

 El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles. R/.


Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 10,1-6.10-12

 No quiero que ignoren, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.

 Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquellos. No protesten, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga. 

Palabra de Dios.


 Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 13,1-9 

 En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: «¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Les digo que no; y, si no se convierten, todos perecerán lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les digo que no. Y si no se convierten, todos perecerán de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: —«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.

Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?” Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”. 

Palabra del Señor.



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"Al encuentro del Amor"

"Al encuentro del Amor"
Novela literaria, de mi puño y letra. Elaborada para el deleite de quienes les apasiona la lectura. Para pedidos contáctame por esta vía o a través del correo: jimenez.juanpablo19@gmail.com