Domingo de la
Divina MisericordiaLema
del Mes: “Renacidos para una esperanza viva, por la Resurrección” (Cf. Sab
12,19)
Con tu amor
me haces ver
tu misericordia.
Siento en mí
la paz de creer ti.
Puedo en mí sentir tu
amor, Señor
Me amas,
me saludas con tu paz
y me envías a vivir tu
perdón.
Me amas.
como cirio pascual
el fuego de tu resurrección
que ilumina mi esperanza
y alegra mi corazón.
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Liturgia de la Palabra
Lectura del Libro de los
Hechos de los Apóstoles 5,12-16
Los Apóstoles hacían
muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común
acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles,
aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los
creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los
enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar
Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los
alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu
inmundo, y todos se curaban.
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial:
117,2-4.22-24.25-27a R/.
Den gracias al Señor
porque es bueno, porque es eterna su misericordia
Diga la casa de Israel:
eterna es su Misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R/.
La piedra que desecharon
los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha
sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra
alegría y nuestro gozo. R/.
Señor, danos la
salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor,
los bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Lectura del Libro del
Apocalipsis 1,9-11a.12-13.17-19
Yo, Juan, su hermano y
compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba
desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra de Dios, y
haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una
voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las
siete Iglesias de Asia.» 1
Me volví a ver quién me
hablaba, y, al volverme, vi siete lámparas de oro, y en medio de ellos una
figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del
pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y
dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba
muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la
muerte y del infierno. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo
que ha de suceder más tarde.» Palabra de Dios.
Lectura del Santo
Evangelio según San Juan 20,19-31
Al anochecer de aquel
día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las
puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo: «Paz a Ustedes.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el
costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a
Ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo.» Y, dicho esto,
exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes
les perdonen los pecados quedan perdonados; a quienes se los retengan, les
quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con
ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al
Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos,
si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado,
no lo creo.»
A los ocho días, estaban
otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas
las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a Ustedes.» Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no
seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!» Jesús
le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber
visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a
la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que crean que Jesús es el
Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengan vida en su nombre.
Palabra del Señor.
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