IV Domingo de Adviento
Lema del mes: Venga tu Reino
Mi Dios es fiel
Él cumple sus promesas
me ve en mí pequeñez
y restaura mis fuerzas.
En su fidelidad
su gran amor me da
su gracia y amistad
me llenan de paz.
En su fidelidad
me hace habitar
y en su presencia
me permite estar.
Me restaura
su rostro brilla sobre mí
Él me salva
su amor me hace vivir.
Mi Dios es fiel
por eso quiero
cumplir su voluntad
como lo hizo María
confiando en que sus promesas
por amor Él cumplirá.
Lectura del Libro de Miqueas 5,1-4a
Así dice el Señor: “Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornarán a los hijos de Israel.
En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y ésta será nuestra paz.”
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 79, 2ac y 3c. 15-16. 18-19.
R / Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos. R. /
Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. R. /
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. R. /
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 5-10
Hermanos: Cuando Cristo entró en el mundo dijo: Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni victimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: ‘Aquí estoy, oh, Dios, para hacer tu voluntad.” ‘Primero dice: “No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias”- que se ofrecen según la Ley-. Después añade: “Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.” Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 1,39-45
En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.”
Palabra de Dios.
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