Desierto
Por: Juan Pablo Jiménez
Yo anhelo, yo requiero,
mi alma desea;
mi ser tiene necesidades
pero Señor, en las tentaciones
¡no me dejes caer!
Ni saciar la sed,
ni calmar el hambre,
ni complacer al placer,
son más agradables que amarte;
prefiero vivir en tu presencia.
Pues, no sólo
de saciar las necesidades se vive.
Se debe amar
dejarse amar
sin dejar de amarse.
Me encierro en mí
en mi autosuficiencia
en que soy quien soy
por mis medios
¡Me atrapa el orgullo!
a pesar de saber
que solo en ti
yo logro ser
mejor de lo que he sido,
de verdad es que solo en ti
puedo vencerme, puedo vencer.
Me postro ante ti, Dios del Cielo
sólo tú mereces adoración.
¡Pero caigo en el orgullo!
Mi deseo es imponerme,
y me olvido de donde vengo;
yo que soy polvo
y al polvo volveré.
Me creo intachable, incorruptible
mi arrogancia me aparta de ti
o de mi prójimo
¡Que basura me vuelvo
cuando me considero
mejor que el otro!
Tú que nos has dado
la misma dignidad.
¡Qué poco soy Dios mío!
y aun así me atrevo a cuestionarte.
Hoy ayúdame,
permiteme ser como tú, Jesús
que venciste tu desierto
al mantenerte fiel al Padre.